La Creadora


Y juntó unas vendas blancas, muy blancas, las cosió en forma de brazos y piernas; en forma de rostro y espalda, no le puso estómago ni cabeza. Cortó de su cabellera mil cuatrocientas hebras bruñidas y las costuró detrás de la cara y en la entrepierna. Le abrió los ojos, no la mirada. Le pintó la boca, no las palabras. Le puso de nombre Fátima.
-Ella se ha de sentir feliz con una muñeca tan dócil- pensó... y dejó a Fátima durmiendo (no soñando) sobre su cama para que Ella antes de dormir (porque tampoco sueña), cuando se acerque a darle las buenas noches, encuentre en su lugar a Fátima y la bautice como suya.
Aquella noche, La Creadora se había transformado en una muñeca, Ella fue feliz. La Creadora, fue libre al fin.

lucía

domingo, 13 de septiembre de 2009

Benedetto Croce - Fragmento


El pasado nunca pasa por completo en la vida de los pueblos y es por eso que victorias o derrotas lejanas, retos asumidos o evitados, siguen moldeando el presente, abriendo o cerrando determinadas posibilidades evolutivas; también los nudos de opciones que en el presente necesitan desatarse suponen a menudo disyuntivas éticas y opciones políticas que muchas otras veces se presentaron en el pasado. De ahí que en la historia se encuentre el mejor inventario de las posibles (pero nunca todas) alternativas del presente.

los hilos negros

los hilos negros
de la ciudad blanca